Hay casas que se habitan y casas que se viven. Esta, en San Marco, sin dudas, está pensada para ser vivida con todos los sentidos. En equilibrio entre la fuerza del hormigón y la calidez de la madera, esta obra del Estudio Ascarate se posa sobre la laguna con la liviandad de un reflejo. Moderna, robusta y delicada a la vez, su arquitectura celebra la conexión con el paisaje.

El proyecto lleva la firma de Gustavo Ascarate, fundador del estudio y arquitecto a cargo, quien lideró el diseño con una premisa clara: crear un espacio que respire el entorno y contemple el modo de vida de la familia que la soñó. Concebida como una casa de estructura íntegramente de hormigón, el desafío fue lograr que ese carácter sólido y atemporal no estuviera reñido con la calidez. La combinación con madera natural, piedra, iluminación cuidadosamente diseñada y una distribución pensada en clave de confort, consigue que el conjunto se perciba amable, vivible, lleno de alma.


Desde el primer croquis, la casa fue pensada en diálogo con el terreno y su orientación, con una planta baja abierta y social, y una planta alta más íntima, cuya volumetría genera la ilusión de flotar sobre el agua. Un juego de sombras, texturas y colores oscuros refuerza esa sensación de liviandad.


El sello del Estudio Ascarate está presente en cada decisión: materiales nobles, soluciones funcionales y un lenguaje contemporáneo que combina brutalismo suavizado con toques industriales. La estructura conjuga hormigón visto, madera natural, piedra y, en algunos espacios interiores, detalles de chapa oxidada que aportan textura y personalidad. En las fachadas, se utilizó wall panel de WPC, un material de bajo mantenimiento que reproduce la calidez de la madera. Las aberturas de PVC foliado negro con doble vidrio aseguran confort térmico sin resignar diseño.


Uno de los espacios más especiales es la cava, pensada como un refugio dentro del hogar. El cliente, amante del vino, soñaba con un lugar para compartir y disfrutar. Inspirado en las bodegas mendocinas, el Estudio Ascarate diseñó una cava revestida en piedra y con puerta de hierro forjado, protegida del calor y la luz. Al lado, un living en desnivel con chimenea a leña completa la escena con calidez y carácter.

La mirada integral del estudio también se refleja en el diseño interior. La escalera principal, escultórica y liviana, fue concebida para no interrumpir la visual hacia la laguna, al igual que un mueble de petiribí hecho a medida que acompaña el acceso al living.

Desde la galería, una escalera caracol lleva al techo transitable, un rincón soñado para ver caer el sol sobre el agua.


«Es una casa para vivirla de verdad», resume Gustavo Ascarate. Donde se celebra la vista, el encuentro y los pequeños rituales cotidianos. Un proyecto sólido, con carácter, pero lleno de alma.

Gracias a Gustavo Ascarate y al equipo de Estudio Ascarate por compartir este recorrido. Una casa que habla de arquitectura, pero también de modos de habitar que honran el paisaje y la vida cotidiana.
San Marco, Tigre | Estudio Ascarate