Con las medialunas más ricas del condado, nos recibió en su casa-estudio en pleno barrio de Palermo. Fresca, divertida y graciosa, después de haber compartido tantas producciones juntas, quisimos sentarnos y que ahora sea ella la que nos cuente su historia. 

Siempre sorprende. Con su look, con sus respuestas o con sus ideas. Lu Mallea o Lu Wedding, como la conocemos en el equipo, no se achica frente a las cámaras. Al contrario, a pesar de los nervios que confesó tener antes de empezar la entrevista, en cuanto apretamos REC, no hizo más que brillar para su público. Toda esa adrenalina concentrada hizo que tengamos que contenernos la carcajada en el detrás de escena para no arruinar cada toma. Es que Lu es pura energía, de la buena y de la linda, que contagia a todos los que están a su alrededor.

Si hay algo que se le nota casi a simple vista, es que es una agradecida de la vida. Sus ganas de disfrutar de cada minuto esté donde esté lo reflejan. Está convencida de que ésta es la mejor actitud que se puede tener, aun cuando haya espinas en el camino o cuando las cosas no salgan del todo bien, la positividad no se negocia. “Disfrutar de todo lo que tenemos. La vida es una; hoy estamos, mañana quien sabe, hoy contamos con esto, capaz mañana ya no. Esa es la clave para ser feliz”, cuenta.

Viajar forma parte de su ADN. Con padre diplomático, trotó por varias ciudades del globo, y para no perder la costumbre, se casó con George, “un yanqui trotamundos de Carolina del Norte”, como lo llama ella. Vivieron en Nueva York un tiempo, y fue allí donde conoció todos esos detalles personalizados y hechos a mano para la decoración de cualquier festejo. El frenesí por sorprender a los invitados, hizo que se empape de las tendencias más alocadas y que despliegue su arte. 

Mientras las preguntas van hilando una entrevista que no tiene desperdicio, Lu es multifunción, y además de responder, posa para las fotos, sonríe y hace muecas divertidas. “Wedding es mi primer proyecto, mi bebé. Arranqué hace diez años cuando me casaba on George”, relata. Y por supuesto que habla de @weddingfactory, su primer emprendimiento sobre papelería, cotillón, mesas temáticas, workshops y otras magias, como afirma en su perfil de IG. 

Los inicios

Después de la estadía en Estados Unidos, se mudó a Uruguay donde empezó a planear con mucha ilusión su casamiento que sería en Buenos Aires. En ese momento, no había mucha gente que se ocupara del cotillón y de la decoración de un evento así, entonces decidió poner manos a la obra ella misma. Su cotillón la pintaba de cuerpo entero, y fue tal el boom de su creatividad, que empezaron a llegar los primeros pedidos ¡de los mismos invitados!, y de conocidos. Así, Wedding Factory nació para llenar de color cualquier fiesta.

Empezó con novias, pero la oferta se fue ampliando a cumpleaños, bautismos, baby showers, bar mitzvah, ¡lo que sea! Lu es capaz de transformar un ambiente entero con su imaginación y hacernos viajar a un jardín lleno de mariposas, a una tierra prehistórica invadida por dinosaurios o una estación espacial donde cada chico se pueda convertir en su transformer favorito. 

Con una madre profesora de Bellas Artes, en su casa siempre se respiraron colores, texturas y manualidades, y creció con esas ganas locas por querer craftear todo lo que se ponga por delante. Hace poco, Lu empezó a darle más y mejor forma a su experiencia y se animó a volcarse al trabajo con marcas. Y como se dio cuenta de que en el orden radica la excelencia, tomó la sabia decisión de crear un nuevo perfil para todo aquello que no entraba bajo el paraguas de Wedding Factory.

División de aguas

Por un lado, en Wedding Factory se dedica a la papelería y al cotillón de eventos, y en su “primer bebé”, como ella lo llama, nunca faltan los productos más divertidos y originales para cada ocasión. Por el otro, sumó el perfil Lucía Mallea para depositar allí todo lo que no entraba en el primer grupo: creatividad y contenido para marcas, tutoriales, workshops, instalaciones, vidrieras, y mucho más. “Trabajo con marcas que uso y quiero un montón, por eso me divierte tanto, porque el contenido es súper orgánico. Un gran ejemplo es @suprabondtransparente, realmente vivo con este pegamento en la cartera y lo llevo a todos lados, ¡es parte de mi rutina!”, detalla Lu.

Bajo el lema #todospodemoscrear, se dispone a transformar “un plato de cartón en una ostra gigante, una esfera de telgopor con escarbadientes en el mejor erizo, unas tiras de flecos de papel en una gran anémona”. Creatividad al mil por ciento, un poco de locura y muchas risas es el producto final con el que siempre se topa esta estrella del craft.

Equilibrio desequilibrado

Para este 2020, el gran desafío de Lu es poder trabajar desde su casa, con Isa y Coco, sus dos hijos dando vueltas por ahí. Sabe que así se encamina a dar en la tecla con ese balance tan desbalanceado que a veces siente en su rutina. 

“Amo trabajar, porque amo lo que hago, y a veces me cuesta cortar. Pero también los trato de involucrar a ellos, y los pongo a ordenarme cintas, por ejemplo, aunque no siempre sea una buena idea. Intento balancear y estoy constantemente aprendiendo”, nos cuenta, siempre con una sonrisa de punta a punta. Su trabajo y su familia la colma, y eso no tiene precio. 

Fotos: Rosario Lanusse y Magdalena Lennon

Texto: María Ducós

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